25 de mayo de 2012

Futuro libro a leer! Que les parece? 
El dificil arte de encontrar pareja y conservarla.
Emprender la "búsqueda" cuando la persona aún no se siente completa y creer que el otro va a llenar vacíos es uno de los errores más comunes. Una profesional dijo  que la liberación sexual de los '70 se le volvió en contra a las mujeres

Si hay una temática en la que más de uno necesitaría un manual de instrucciones es, sin dudas, en eso de hallar a la persona ideal con la cual compartir la vida.
Basada en testimonios de pacientes a quienes la tarea solía convertirse en una odisea, la médica Psiquiatra María Leonardi (MN 52895) escribió El difícil arte de encontrar pareja, en el cual narra 13 historias de mujeres que, por miedo a la soledad, baja autoestima, temor al desapego, miedo al compromiso etc etc etc no lograban "formalizar" una relación.
¿Cómo surgió la iniciativa de escribir el libro?
Creo que de las charlas con amigas, con pacientes, de lo que me pasaba a mí. De tanto hablar más o menos de lo mismo.
Escuchaba mucho que los hombres son "esto o lo otro", aunque también atiendo a hombres que sufren por las mujeres, porque no las entienden.

¿Por qué todos los testimonios son de mujeres? ¿Los hombres no están preocupados por el tema?
Ocurre que tenía la intención de orientar el libro a las mujeres.
Sin embargo, ellos, en general, pese a que también quieren hallar una pareja y formar una familia encaran el tema de manera diferente. Hacen o dicen otras cosas, pero no es que las sientan. Algunos hasta son demandantes y absorbentes (características que suelen adjudicar a la mujeres).

¿Hay una receta para conseguir pareja y conservarla?
No creo que haya una receta, pero sí que hay errores que no hay que cometer. Sobre todo en lo que uno piensa o siente, no tanto en cómo se comporta.

De acuerdo a cómo pensás actuás: si ves a un hombre y te deslumbrás y a partir de ahí lo ponés en un pedestal ya empezamos mal.

Un 'consejo' que siempre viene bien y más en los tiempos que corren es que cada uno se centre en su propia vida (que es lo único que se tiene seguro). Que la vida sea valiosa por lo que la persona hace, por el trabajo que tiene, que esté orgullosa de sus logros. Y después ver cómo se relaciona con un hombre. Pero si el hombre tiene que venir a llenar vacíos y si él no está la mujer no sabe qué hacer, eso pone de manifiesto que no sabe lo que busca.

En la actualidad está todo en un proceso de redefinición: ¿Qué hacemos las mujeres? ¿Por qué queremos casarnos, el nido, la casita? Creo que a cierta edad las hormonas mandan y el reloj biológico tiende a querer una familia, pero a diferencia de la mujer de antes, que se casaba y 'agachaba la cabeza', ahora quieren marido, padre para sus hijos, etc pero no lo quieren dejar que las mande. El imperativo en el hogar sería: O mando yo o los dos. Los modelos están cambiando y lo difícil es ver dónde se ubica cada uno.
¿Cuáles son los errores más comunes que se cometen en la "búqueda"?
El primero es buscar cuando aún no me armé como persona. Buscar a otro que me complete.
Otra de las fallas más comunes es el enamoramiento instantáneo: eso de 'no te conozco y ya siento que sos el hombre de mi vida y me quiero casar'.
Algo muy común también son las mujeres que 'apuran' y después no quieren comprometerse. Las mujeres de antes se casaban y 'bancaban' lo que venía, pese a que no era ideal porque el ideal no existe. No digo que estaba bien que se sometan o 'aguanten', pero me pregunto por qué funcionaban esas parejas...¿por qué se quedaban?
En algún punto pareciera que la libertad sexual inaugurada en los '70 por las mujeres se les volvió en contra: ¿Para qué querría casarse un hombre? Si todo lo que quiere lo consigue igual, ¿qué le agregaría el matrimonio?

¿Cree que las dificultades para relacionarse son propias de estos tiempos o son las mismas de siempre?
Los problemas tal vez eran los mismos. La gente quizá también estaba insatisfecha, en ese sentido la mentalidad no cambió tanto.

Lo que sí se nota es que antes no había tanta desesperación por la felicidad permanente, por la perfección. Ahora cada vez se exige más y da la sensación de que en las relaciones humanas ocurre algo similar que con los avances tecnológicos. Todo es más volátil y eso afecta a la pareja.

Así como un celular todos los meses se vuelve viejo, lo mismo parece estar pasando con los vínculos: ¿Y si me quedo con este y me pierdo algo mejor?

22 de mayo de 2012


Estar solo no es casualidad - La Princesa Busca Marido (Jorge Bucay)

Lo siguiente es un cuento narrado por Jorge Bucay en una entrevista como respuesta a la pregunta: ¿Cómo saber que una relación se ha terminado? Es sumamente elocuente y creo que, sin lugar a dudas, expone una situación a la cual nos hemos enfrentado casi tod@s.  Nos empeñamos en luchar, en recuperar, en vivir algo que en algunas ocasiones ha muerto sin remedio alguno.  La pregunta es precisamente…  ¿Cómo podemos saber si una relación terminó? ¿Cómo saber si debemos luchar en contra de todo? ¿Cómo saber si vale la pena el esfuerzo sobrehumano que ponemos en ella algunas veces?  
LA PRINCESA BUSCA MARIDO
Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo día. Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero claro al primer frío la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de la mitad de la mitad, también se fue.
Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un joven.Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre, estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacientemente que pasaran los 365 días.
La princesa que había despreciado a todos, cuando vio que este muchacho se quedaba empezó a mirarlo, pensando, que quizás ese hombre la quisiera de verdad. Lo había espiado en Octubre, había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre, disfrazada de campesina le había dejado un poco de agua y un poco de comida, le había visto los ojos y se había dado cuenta de su mirada sincera. Entonces le había dicho al rey:
- Padre creo que finalmente vas a tener un casamiento, y que por fin vas a tener nietos, este es el hombre que de verdad me quiere.
El rey se había puesto contento y comenzó a prepararlo todo. La ceremonia, el banquete e incluso, le hizo saber al joven, a través de la guardia, que el primero de Enero, cuando se cumplieran los 365 días, lo esperaba en el palacio porque quería hablar con él.
Todo estaba preparado, el pueblo estaba contento, todo el mundo esperaba ansiosamente el primero de Enero. El 31 de Diciembre, el día después de haber pasado las 364 noches y los 365 días allí, el joven se levantó del muro y se marchó. Fue hasta su casa y fue a ver a su madre, y ésta le dijo:
- Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te fuiste. ¿Qué pasó?, ¿No pudiste aguantar un día más?
Y el hijo contestó:
- ¿Sabes madre? Me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me enteré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, a pesar de eso, no fue capaz de evitarme una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche de sufrimiento. Alguien que no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no merece de mi Amor, ¿verdad madre?
Cuando estás en una relación, y te das cuenta de que pudiendo evitarte una mínima parte de sufrimiento, el otro no lo hace es, porque todo se ha terminado.

Que opinán? Bellísimo relato, espero que lo hayan disfrutado como yo.

Darse cuenta


Me levanto una mañana,
salgo de mi casa,
hay un pozo en la vereda,
no lo veo,
y me caigo en él.
Día siguiente...
salgo de mi casa,
me olvido que hay un pozo en la vereda, y vuelvo a caer en él.
Tercer día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
que hay un pozo en la vereda,
sin embargo no lo recuerdo, y caigo en él.
Cuarto día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
del pozo en la vereda,
lo recuerdo,
y a pesar de eso,
no veo el pozo y caigo en él.
Quinto día,
salgo de mi casa, recuerdo que tengo que tener presente
el pozo en la vereda
y camino mirando al piso,
y lo veo
y a pesar de verlo, caigo en él.
Sexto día,
salgo de mi casa,
recuerdo el pozo en la vereda,
voy buscándolo con la vista,
lo veo,
intento saltarlo, pero caigo en él.
Séptimo día,
salgo de mi casa
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
rozo con las puntas de mis pies el borde del otro lado,
pero no es suficiente y caigo e él.
Octavo día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
llego al otro lado!
Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido,
que festejo dando saltos de alegría...
y al hacerlo,
caigo otra vez en el pozo.
Noveno día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
lo salto,
y sigo mi camino.
Décimo día
me doy cuenta
recién hoy
que es más cómodo caminar por la vereda de enfrente.
Jorge Bucay

8 de mayo de 2012

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". 
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo lo quise, y a veces el también me quiso.
En las noches como ésta lo tuve entre mis brazos. 
Lo besé tantas veces bajo el cielo infinito. 
El me quiso, a veces yo también lo quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no lo tengo. Sentir que lo he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin el. 
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarlo. 
La noche está estrellada y el no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberlo perdido.
Como para acercarlo mi mirada lo busca. 
Mi corazón lo busca, y el no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no lo quiero, es cierto, pero cuánto lo quise!
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otra. Será de otra. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no lo quiero, es cierto, pero tal vez lo quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta lo tuve entre mis brazos, 
mi alma no se contenta con haberlo perdido.
Aunque éste sea el último dolor que el me causa, 
y éstos, sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda, poema 20.

Dedicado a MI amor, el que yo conocí, aquel del que me enamoré una ves. Sé que aún vive x ahí en lo profundo de tu corazón y aún me ama, pero eligió la libertad... una vida sin mí